La familia Hayes está esperanzada, ya que después de unos años de
sufrimiento van a poder empezar de nuevo, ahora que Kayla, su hija de 17
años está de nuevo con ellos.
No han podido ser una familia completa al estar ingresada Kayla desde
los siete años en un hospital psiquiátrico, algo que parece que al fin
ha quedado atrás y al fin podrán vivir sin tener que hacer visitas al
hospital, en una zona no demasiado buena de Carolina del Norte.
La ilusión de la familia es grande, pero lo cierto es que no dura mucho
puesto que Kayla no está recuperada del todo pues sigue viendo muertos
todos los días, ahora con más intensidad que nunca.
Poco a poco nos vamos a dar cuenta de que en realidad Kayla no está
loca, sino que los muertos la persiguen de verdad, unos muertos que
ahora van a poner en peligro a toda la familia, no solo a Kayla.
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